Presidencia
de Arturo Frondizi
En esta nota podrás leer acerca de la vuelta de la democracia con la presidencia de Arturo Frondizi, que fue desde el 1 de mayo de 1958 hasta el 29 de marzo de 1962.
El comienzo de la militancia política
de Arturo Frondizi, coincide con el golpe de estado del 6 de septiembre de
1930, que puso fin al gobierno de Hipólito Yrigoyen, e instaló en el país la
férrea dictadura de Uriburu, que dio inicio a la década infame. Frondizi,
inmediatamente tomó contacto en la clandestinidad con jóvenes radicales y
participó activamente en el Congreso de la Juventud realizado en Rosario. En marzo
de 1931, fue detenido por miembros de la sección Orden Social de la Policía
Federal a cargo del comisario Leopoldo Lugones; Frondizi pasaría veinte días en
la cárcel de Villa Devoto que solo servirían para fortalecer sus convicciones
radicales. A pocos días de salir de la cárcel, Frondizi se integró a los
cuerpos de prensa del radicalismo colaborando en la revistas Cristol, Tribuna
Libre y Acción Radical. Un año después, en 1932, integró la Comisión Directiva
del Colegio Libre de Estudios Jurídicos y Sociales, y a fines de ese año, se
asoció legalmente con la UCR.
El 6 de julio del 1933, moría
Hipólito Yrigoyen, y su entierro fue multitudinario, en el cual Frondizi dictó
uno de los discursos más recordados. En diciembre de ese mismo año, hizo se
debut como abogado penalista defendiendo a los 300 detenidos por la fallida revolución
radical originada en su pueblo natal, Paso de los Libres.
Dos años después, a principios del
1935, fue designado delegado del comité capital de la UCR, y en septiembre
condujo el Centro de ex presos y exiliados políticos, embrión de la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre, primer organismo de derechos humanos
argentino, fundada en 1936 de la que Frondizi sería su primer secretario.
En el año 1939, ingresó al Colegio
Libre de Estudios Superiores y se hizo cargo de la dirección de la revista
Cursos y Conferencias, órgano de difusión del colegio.
Tras el golpe del 4 de junio de
1943 que puso fin a la década infame, el radicalismo intentó una reorganización
y los sectores más progresistas propusieron un replanteo programático que se
expresó en la Declaración de Avellaneda de abril de 1945, atribuida a Frondizi.
En las elecciones de febrero del
1946, en las cuales salió triunfador Perón, Frondizi fue electo diputado
nacional. La derrota electoral de la Unión Democrática produjo un profundo
debate en el radicalismo y la renuncia de toda su conducción. En agosto del año
siguiente, se reunió en Avellaneda el primer Congreso de la corriente interna
radical Movimiento de Intransigencia y Renovación, y Frondizi junto a Crisólogo
Larralde, redactó las conclusiones en las que reaparecerían algunos de los
principios básicos del yrigoyenismo, como el antiimperialismo.
A comienzos de 1948 fue reelecto
diputado y el MIR se impuso en los comicios internos de la capital. En
diciembre inició un largo viaje por América Latina, Europa, Estados Unidos y
África. Al regresar retomó febrilmente la actividad política y fue electo por
la Convención Nacional para acompañar a Ricardo Balbín en la fórmula
presidencial en las elecciones de 1951.
Tras el triunfo peronista, obtenido
en gran parte gracias al voto de las mujeres que sufragaban por primera vez en
una elección nacional, el radicalismo comenzaría a sufrir duras persecuciones y
sus dirigentes serían frecuentemente encarcelados.
En 1954, Frondizi fue elegido
presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical. Sus múltiples
compromisos políticos no le impidieron dedicarse a la actividad intelectual y así
fue como a fines de ese año publicó “Petróleo y Política”, libro-denuncia sobre
la actividad de las empresas petroleras en Argentina, y propuso el monopolio de
YPF sobre el sector. El libro se transformaría en un «best seller» al año
siguiente durante los debates sobre los contratos petroleros firmados por Perón
y la Standard Oil de California, y posicionarían a Frondizi en un primer plano
de la escena política nacional.
Tras el bombardeo por la aviación
naval de la Plaza de Mayo producido el 16 de junio de 1955, Frondizi fue
detenido por la policía peronista por sospechárselo co-responsable de la
conspiración. La quema de las iglesias provocada por grupos de peronistas la
misma noche del 16, pareció ser el límite y la señal de largada del golpe
cívico-militar en ciernes del que el radicalismo era una de las piezas clave. Frente
al peligro, el gobierno peronista resolvió liberalizar el uso de los medios de
comunicación que estaban monopólicamente bajo su control. En estas especiales
circunstancias, Frondizi se dirigió por primera vez por radio al pueblo
argentino el 27 de julio de 1955. El 16 de septiembre de 1955 un golpe de
estado, conocido como la Revolución Libertadora, derrocó a Perón, y el
radicalismo, junto con otras fuerzas políticas como el socialismo democrático,
se sumó al gobierno a través de una junta consultiva.
En enero de 1956, Frondizi conoció
a quien sería su colaborador y compañero de toda la vida: Rogelio Frigerio. En marzo
de ese año fue reelecto presidente del Comité Nacional. En las elecciones por
el gobierno para elegir convencionales para la Asamblea Nacional Constituyente
del año 1957, el voto en blanco peronista resultó mayoritario. Este hecho
reavivó las discusiones en el seno del radicalismo en torno a la actitud a
adoptar frente al peronismo. El caudal electoral del peronismo, si bien no
estaba intacto, seguía siendo decisivo y esto llevó a Frondizi a plantearse el
problema de cómo insertar al peronismo en el esquema político. El dirigente
Ricardo Balbín era partidario de no vincularse con ese movimiento en tanto que
Frondizi apoyaba un acercamiento a Perón. Esto produjo a una ruptura en la UCR
que se dividió en dos fracciones: la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI),
liderada por Frondizi, y la UCR del Pueblo, conducida por Balbín.
En último discurso que pronunció
ante la Convención Nacional de la UCR antes de la ruptura, Frondizi expresó:
«Tiene que quedar dicho que en una Argentina bajo gobierno radical, el que
quiera trabajar y sumar su esfuerzo al del gobierno de la República lo podrá
hacer, pero el que quiera venir a monopolizar nuestras riquezas, nuestro
trabajo o nuestro porvenir, será destruido por la acción de la UCR».
Frondizi envió a Caracas a su
secretario Rogelio Frigerio para concretar un pacto con Juan Domingo Perón, por
el cual a cambio de los votos peronistas, Frondizi prometía desarrollar un
programa popular afín al peronismo.
De esta forma la fórmula de la
UCRI, Arturo Frondizi-Alejandro Gómez, se impuso en las elecciones de febrero
de 1958 por una importante mayoría de votos. Frondizi asumió el 1° de Mayo y a
los pocos días envió al Congreso un proyecto de Ley de Amnistía para los presos
políticos peronistas y al poco tiempo el proyecto de Asociaciones
Profesionales, devolviéndoles gran parte de su poder a los gremios peronistas.
Frondizi estaba cumpliendo su parte del acuerdo con Perón. Pero comenzaron a
hacerse sentir las presiones de corporaciones tradicionalmente más poderosas:
la Iglesia y los militares, representantes a su vez de los grandes grupos
económicos nacionales y extranjeros que veían con creciente preocupación el
rumbo que parecía tomar el gobierno.
La iglesia se hizo sentir durante
los intensos debates sobre la nueva Ley de Educación Superior que permitía a
las universidades privadas otorgar títulos habilitantes y subsidiaba a la
educación privada, en su gran mayoría en manos de la iglesia católica. El apoyo
de Frondizi a la ley desató intensos debates entre sus allegados y provocó la
renuncia de su vicepresidente Gómez.
A poco de asumir y contrariando las
ideas expresadas en su libro Petróleo y Política, Frondizi firmó contratos con
firmas petroleras extranjeras que autorizaban a las empresas a introducir todo
el material que considerasen necesario para la explotación petrolera sin pagar
impuestos. La carga impositiva sería abonada por YPF (Yacimientos Petrolíferos
Fiscales), y el reintegro de las inversiones y las ganancias de las empresas
podrían ser girados al exterior con absoluta libertad. YPF, por su parte, se
comprometía a comprar todo el petróleo que extrajeran estas empresas. Si bien
se triplicó la producción petrolera, no se logró equilibrar la balanza de pagos
ni la comercial, porque el convenio aumentó notablemente el déficit.
A comienzos de 1959, mientras Fidel
Castro y el Che Guevara entraban triunfantes en La Habana, Frondizi iniciaba un
viaje a los Estados Unidos donde expuso sus ideas desarrollistas. Frondizi
planteaba que no podía retornarse al país de los granos y las vacas. La salida
estaba en el desarrollo de las industrias básicas: petróleo, siderurgia,
maquinarias. Esto permitiría abastecer a la industria liviana y liberaría
recursos que antes se destinaban a importar. Además, la producción agropecuaria
también se beneficiaría, con la abundancia de energía, maquinaria, combustibles
y productos químicos que posibilitarían su tecnificación y modernización. En
realidad, el desarrollismo encajaba en los planes de expansión e inversión de
las grandes compañías extranjeras ya que éstas, a partir de la Segunda Guerra
Mundial, notaron que una gran cantidad de países subdesarrollados tenían
incipientes industrias con sistemas aduaneros que las protegían. La manera más
inteligente de aprovechar esos mercados era controlarlos desde adentro. De esta
forma, la inversión en industrias manufactureras radicadas en estos países
creció notablemente a partir de mediados de la década del ’50. Las casas
matrices de estas empresas se beneficiaron además de las utilidades con el pago
de regalías y las exenciones impositivas que acompañaban las radicaciones.
El modelo desarrollista comenzó a
aplicarse pero a poco menos de un año, las presiones de los factores de poder
que lo veían demasiado populista, condujeron a un cambio radical en la política
económica, que se materializó a mediados de 1959 con el reemplazo de Rogelio
Frigerio en el Ministerio de Economía por Álvaro Alsogaray, economista de
confianza de los grupos de poder económico, avalado por los militares, que con
su famosa frase «hay que pasar el invierno» orientó la política económica a
promover las exportaciones, limitar el proceso de industrialización y
liberalizar las restricciones impuestas a las importaciones disminuyendo
considerablemente la capacidad expansiva de la industria nacional. A la vez que
se recomponía el sector agropecuario, se devaluaba el peso argentino y se
limitaban los aumentos salariales. Estas medidas provocaron efectos negativos
sobre los salarios reales y la disminución de la demanda global. El cambio
radical de orientación económica del gobierno tuvo su respuesta en las urnas.
En las elecciones legislativas del 27 de marzo de 1960, el «voto en blanco»
peronista representó el 25% de los sufragios mientras que la UCRI, el partido
de Frondizi, alcanzó solo el 20%.
Esto evidenció la ruptura de la
alianza con el peronismo y abrió un período de gran agitación social, paros,
planes de lucha y ocupaciones de fábricas.
El gobierno de Frondizi respondió
aplicando el Plan Conintes, Conmoción interna del Estado.
En política exterior, Frondizi
intentó acordar con Brasil, presidido por Janio Quadros, una política
internacional basada en los principios de la no intervención y
autodeterminación de los pueblos. Incluso en la Conferencia de la Organización
de Estados Americanos (OEA), reunida en Punta del Este, en enero de 1961, el
Canciller argentino, Miguel Angel Cárcano se opuso a la exclusión de Cuba del
sistema interamericano. Tras la conferencia, Frondizi recibió al representante
cubano Ernesto Guevara en la residencia de Olivos.
El ejército protestó formalmente
por la reunión y presionó al presidente para cambiar su política con respecto a
Cuba. Exiliados cubanos en Buenos Aires intentaron fraguar documentos con la
intención de implicar a miembros del gobierno en un supuesto complot castrista.
Frondizi ordenó una investigación y hasta el propio informe del ejército
concluyó que el famoso caso de «las cartas cubanas» no era más que una farsa.
Pero las presiones continuaron y
Frondizi decidió finalmente romper las relaciones diplomáticas con La Habana.
Con la renuncia de Alsogaray en
1961 y con el estudiantado, los empleados públicos, obreros y sindicatos en la
oposición, ante elecciones cada vez más próximas, el presidente se decidió a
dar un nuevo vuelco. Un hecho anterior obligaba a estar atento: Los comicios de
1962 fueron un duro despertar. El peronismo ganó 10 de las 14 gobernaciones,
entre ellas la estratégica provincia de Buenos Aires. Frondizi dispuso entonces
la intervención de esa provincia. No fue suficiente. Pocos días después, el 29
de marzo Frondizi fue destituido por las Fuerzas Armadas y recluido en la isla
Martín García.
En marzo de 1963 fue trasladado detenido al Hotel Tunkelen en Bariloche, y a fines de julio recuperó su libertad y se reincorporó a la vida política desde su nuevo partido, el Movimiento de Integración y Desarrollo.
Fuente: https://www.elhistoriador.com.ar/arturo-frondizi/
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